
De vuelta de Islandia
Qué mejor momento para visitar la «tierra del hielo» que en los días del hielo… pues dicho y hecho. Diez días de frío y, sobretodo, vientos fuertes en este viaje fotográfico a Islandia para fotografiar esta magnífica y siempre sorprendente isla de hielo.
El objetivo del viaje era fotografiar la zona Sudeste de la isla, desde Vik hasta Hofn. El motivo de la elección de esta zona fue por un lado el atractivo fotográfico y el gran número de localizaciones de esta zona, y por otro lado, la facilidad de acceso que tiene este cuadrante de la isla, con un coche mínimamente decente (4×4 con ruedas de invierno).
Una de las conclusiones a extraer de este viaje es lo diferente que resulta Islandia en invierno respecto el verano. Más allá del frío que evidentemente es un elemento a considerar, el manto blanco que tiñe toda la isla…estas imágenes de la NASA valen más que unas cuantas palabras. Y cuando se está en frente al imponente Dyrholaey absolutamente nevado parece otro lugar al que se quedó grabado en mi memoria cuando lo visité en verano. El contraste costero entre la impoluta nieve recién caída y la oscuridad profunda de la arena negra de Reynisfjara.
Y esas condiciones meteorológicas poco agradables hacen que los visitantes de la isla sean prácticamente inexistentes si se comparan con los cientos y cientos de turistas que durante los meses de verano inundan las atracciones de la isla, y la gente que allí encontramos estaban también haciendo un viaje fotográfico a Islandia en busca de sus mágicas luces. SIn lugar a dudas, esa sensaciones de soledad y tranquilidad en el paisaje es uno de los mejores recuerdos del viaje.
En las próximas entradas colgaré algunas fotos más, de momento, cuelgo algunas fotos de los dos lugares a los que acabo de hacer referencia: la clásica Reynisfjara y el mítico arco del Dyrholaey.

Estrella de Reynisfjara

Luna llena desde Dyrholaey
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